sábado, 14 de enero de 2017

Santa Cristina- A Veiga-

 
Quiero dar las gracias a Santiago Palmeiro por su amabilidad al mandarme la información que aquí publico.

 "Lo que se ve en la foto del vuelo americano parece un puente, pero no lo es. En realidad, se trata de lo que llamaban un pontón para desviar el agua del río con dos fines: llenar el pozo que surtía los molinos, (justo ahí había tres y se ven bien en la fotografía del vuelo americano); y para regar los prados que bordeaban el río. Sí que es cierto que la gente aprovechaba el pontón para pasar a pie de un lado a otro, (en invierno con muchas dificultades por la crecida). Pero no era un puente como tal por el que pudiese pasar un carro y una pareja de vacas uncida. El puente “de verdad” más cercano a Santa Cristina estaba bastante más abajo, enfrente de Castromarigo y casi de Bilaboa; y aunque éste sí que era grande, en la foto del vuelo americano creo que no se ve (supongo que por cosas de la luz y las sombras). Y el otro puente “de verdad” que usaban los de Santa Cristina estaba frente a Casdenodres, casi en línea con Serraseca, justo al lado del molino del Zurdo y un poco más arriba de la fábrica de luz (la gente de Casdenodres seguro que sabe de qué hablo). Entre estos dos nunca hubo ningún otro puente. No viví esa época, pero lo sé con certeza."


 

 


Santa Cristina, un pueblo de barqueros


 
"Santa Cristina fue un pueblo de barqueros María Fernández González la primera mujer del municipio capaz de enfrentarse a las fuertes crestas del Pozo das Olas. Esta vecina ya transportaba viajeros por el embalse a principios de los años sesenta (1963) cuando aún no había carreteras. Cobraba tres pesetas por hacerlo. Fue así hasta que un pasajero de A Veiga, don Aniceto, le dijo que tenía que cobrar un duro. ¿Qué menos que para una barra de pan?, sugirió el hombre. Eso ocurrió hacia 1969.
Cándido Palmeiro Vega, el marido de María, había traído de Vigo en 1963 las dos primeras barcas que hubo en el ayuntamiento de A Veiga y en Santa Cristina. Una era de color azul marino, de unos siete metros de eslora y capacidad para ocho personas; y otra un poco mayor, de color naranja, de unos nueve metros de eslora, en la que cabían hasta 12 personas.
Como María y Cándido ya eran mayores, su nuera, Benilde Fernández, tomó el relevo y empezó a usar la barca grande para pasar a la gente. La pequeña la solía usar Adolfo Macías, yerno de Cándido y cuñado de Benilde. Pero las dos barcas eran de Cándido, que, precisamente, había 'emigrado' a Vigo hacia 1959 porque el embalse de Prada le había inundado las mejores fincas que poseía en Sta. Cristina.
Un poco más tarde, Pepe Domínguez, otro vecino de Sta. Cristina, se compró otra barca. Era de color gris oscuro y tanto la proa como la popa eran cuadradas. La necesitaba para cruzar el embalse e ir todos los días A Veiga a trabajar en su aserradero, ubicado cerca del puente.
La barca de Pepe también la usaba a menudo “el portugués”, Francisco Marcial.
Mediados los setenta. Creo que incluso acabó comprándosela (esto no lo puedo asegurar con certeza).
Mucho después, Cándido vendió la barca azul, para entonces pintada de verde, al cartero de Bilaboa, Manuel Alonso, que recorría todos los días varios pueblos para repartir el correo que recogía en A Veiga. El cartero la usó varios años. Cuando se jubiló la desmontó. Años después, los hijos de Cándido hicieron lo propio con la suya.
 
Bien mediados los setenta, otros vecinos de Santa Cristina compraron una barca de hierro, blanca y negra, mucho más pequeña que cualquiera de las anteriores. Era para uso propio y rara vez la ‘fletaban’ para pasar viajeros. A finales de los ochenta se la vendieron a Luis Estévez, que la usó casi exclusivamente para pescar. Aún está, oxidada y rota, en un alprendre el pueblo.
 
Las barcas de María, Cándido y Pepe fueron las primeras y durante al menos dos décadas las únicas que hubo en el ayuntamiento de A Veiga."
 
Gracias Santiago Palmeiro por la información. Es un magnífico documento
 
 
 
 

Dejo el matiz que hizo Santiago Palmeiro. Estoy muy agradecida por la documentación y las dos fotos que me mando y que subo al pie "María Jesús, quiero matizar un par de cosas del texto que te envié ayer y de lo que escribí en fb. El pontón de Santa Cristina ni siquiera era un pontón: era lo que llamaban una preseira (una presa o represa pequeña) hecha para los fines que describí y por la que pasaban personas cuando el nivel del agua lo permitía. Así evitaban dar un gran rodeo para cruzar el río. Si quieres conocer bien esta zona y cómo era Santa Cristina, léete el relato ‘El hombre que dormía en el molino’, que encontrarás en Amazon. Está entretenido. Sobre los barqueiros de Santa Cristina: los apellidos de Adolfo (persona que cito) son González Macías (sólo puse Macías). Para ser justos habría que añadir que la mujer de Francisco Marcial (el portugués), Manuela Fernández, también ejercía de barqueira de vez en cuando. Digo que durante al menos dos décadas fueron las únicas barcas… Añado: las únicas que se dedicaban a transportar personas. Sobre las barcas y los barqueiros de Santa Cristina hay cientos de anécdotas, detalles e historias muuuuuuuy interesantes."

Foto por cortesía de Santiago Palmeiro
 Por cortesía de Santiago Palmeiro